Desde hace años se habla del uso de los insectos como alimento a fin de reducir el hambre en el mundo, enriquecer la gastronomía, frenar el cambio climático, etc., pero muchos consumidores siguen rechazando este alimento.
Asia y África son grandes consumidores de insectos, son continentes en los que el hambre hace más estragos y la población está acostumbrada a comerlos, pero ¿cómo se puede hacer que los insectos sean aceptados en la alimentación de los consumidores de los países industrializados? Algunos expertos consideran que lo más importante para superar los problemas y las ideas preconcebidas sobre el hecho de comer insectos, es acercarlos a los consumidores, invitar a que los prueben y puedan apreciar el sabor que tienen. Se asegura que una de las principales claves para la aceptación es que el producto final no se asemeje a lo que son los insectos, un ejemplo es la pasta elaborada con harina de grillos.
